La alimentación de nuestros hijos

Sanos, fuertes y con vitalidad

Cuidar la alimentación de nuestros hijos, es una tarea fundamental desde su nacimiento hasta su crecimiento y desarrollo, por no decir, a lo largo de toda su vida. Dentro de los recursos informativos que se facilitan en este Academy, es, sin lugar a duda, la salud alimentaria de todos los miembros de la familia, en especial de los más pequeños, un tema vital en el que a continuación vas a poder visualizar en diferentes rangos de edad, las claves para los buenos hábitos en la alimentación.


Beneficios saludables y necesidades nutricionales

La alimentación saludable es vital en cualquier edad; infancia, adolescencia, madurez y en las personas mayores. La correcta alimentación que repercute en un crecimiento excelente, nos hace desarrollar durante nuestra vida unos huesos y músculos fuertes y sanos. Y es la alimentación junto a su composición nutricional la base para la prevención de anemias, estreñimiento, así como la disminución de enfermedades cardiovasculares. Por este motivo, mantener una dieta variada y a la vez equilibrada nos va a ayudar a reforzar y a una mejor conservación de nuestro sistema inmunológico en todas las edades, principalmente en los más pequeños. Una labor fundamental, que debemos de desarrollar, mejorar e implantar tanto en el hogar como en guarderías, escuelas y colegios. Para ello, desde niños a jóvenes deben invertir especial interés en consumir alimentos con importante aporte en energía, proteínas, hidratos de carbono, fibra, grasas, vitaminas y minerales.

las necesidades nutricionales viene parejo a la edad, un factor que determina la alimentación de las personas. Debemos de tener muy presente que la cantidad de alimentos que los niños necesitan, puede variar en función de la fase de crecimiento en la que se encuentra cada uno, pero es conveniente recordar que nunca será similar a la de una persona adulta. Hay tres etapas contempladas por el Ministerio de Sanidad que regula el aporte necesario de nutrientes:

  • Edades de 3 a 6 años. Necesidad energética alta. Es un período de crecimiento y desarrollo, que va de la mano de una importante actividad física. Es una etapa en la que se necesitan más proteínas de alta calidad; la dieta debe tener el hábito de un desayuno completo e incluir carnes, pescados, huevos y lácteos.
  • Edades de 7 a 12 años. Las necesidades de crecimiento son importantes, pues se debe de ingerir a diario lácteos, frutas, verduras, cereales, carnes, pescados blancos y azules, combinando además legumbres, arroces y pasta.
  • Edades de 13 a 16 años. Etapa en la que los músculos y huesos terminan su formación. Esta dieta es imprescindible que aporte calorías, proteínas, con alto contenido en Calcio, aunque es fundamental evitar el sobrepeso realizando deportes al aire libre.

El objetivo para una correcta alimentación de nuestros hijos es transmitirles que todos los alimentos, incluidos los dulces, son saludables. Fomentando el consumo moderado conseguimos causarles satisfacción, enseñándoles siempre las virtudes de los productos y alimentos que encontramos en el supermercado y en tiendas de proximidad; permitirá un amplio conocimiento que se verá implantado con una serie de acciones como la implantación de la dieta mediterránea, asegurar las cinco comidas del día, sentarse en la mesa en familia abandonando cualquier dispositivo que distraiga toda conversación de aprendizaje con nuestros hijos, hacerles partícipes a la hora de hacer la compra, cocinar con los niños fomentando la preparación de alimentos de diversas formas, así como el ejercicio físico y el descanso por la noche.

La rutina alimentaria comienza con un desayuno completo en el que tiene que haber cereales, lácteos y aceite de oliva virgen extra. A media mañana es fundamental la ingesta de una pieza de fruta o bollería tradicional. A la hora del almuerzo, la comida debe suponer un aporte suficiente de necesidades nutricionales alternando verduras, legumbres, pastas, arroces, sopas, carnes y pescados, y finalmente el postre. La merienda no debe ser excesiva, pero si saciante y dulce, donde podremos ofrecer a nuestros hijos lácteos, zumos, y una onza de chocolate. En función de los alimentos que hemos comido en el almuerzo, la cena debe complementar nutrientes y energía necesaria, en raciones óptimas, recomendando para ello purés, sopas, ensaladas, carnes, huevos y pescados.

La alimentación por edades

Bebés de 6 a 12 meses

Aunque la leche materna es la principal fuente nutritiva hasta que cumplen un año, es una etapa fundamental para la introducción de nuevos alimentos como cereales, frutas y verduras. Para facilitar el desarrollo de los dientes, le iremos dando a nuestros hijos pequeñas porciones de cada alimento para que puedan triturarlo. Las diferentes texturas de los alimentos proporcionarán una manifestación alegre en los niños; para ello, iremos añadiendo de forma gradual alimentos nuevos cada dos días, con el objetivo de hacer una dieta sana, saludable y lo más completa posible, detectando a tiempo cualquier alergia, reacción o intolerancia alimenticia. La labor del profesional de pediatría es fundamental; junto con sus recomendaciones, llevaremos un óptimo control de la alimentación de los niños, sin llevarles a extremos estrictos que eviten la alimentación y el crecimiento apropiado comprendidos en estas edades.


Infancia de 1 a 3 años

En esta etapa, los niños se encuentran en un período de crecimiento rápido, de forma lineal, sostenido, y regulando el peso óptimo. La psicomotricidad y el lenguaje son los factores determinantes, que conforme evolucionan desde los 9 meses después del parto, van a interpretar los sonidos asociados a las diferentes formas y figuras que van descubriendo; esto va parejo a la labor de los padres, desde el momento en el que nacen. El trabajo con los niños consistirá en guiarles y hacerles descubrir. Para ello, y a lo largo de estos 3 años, le acostumbraremos a realizar las cinco comidas fundamentales, desayuno, media mañana, almuerzo, merienda y cena, respetando los horarios de cada una, y dándoles la ración que ellos determinen, facilitando así el comer hasta saciarse, generando rutina, y midiendo los niveles óptimos alimenticios en relación al crecimiento evitando así el sobrepeso y obesidad. Los alimentos no son recompensa ni castigo; en ningún momento forzaremos su alimentación, y evitaremos la sobrealimentación, es decir, felicitar por comer bien.


Preescolares de 4 a 6 años

Es el período que consolida los hábitos nutricionales, aprendizaje y costumbres familiares. La comunicación entre el entorno familiar, centro y comedor escolar, y la sensibilización formativa de los educadores es un nexo de unión que va a proteger y fortalecer la nutrición y sanidad alimentaria de los niños. Verduras, hortalizas, frutas, legumbres, frutos secos y cereales, así como lácteos y sus derivados permitirán el crecimiento excelente y la prevención de osteoporosis cuando sean adultos. En todo momento, vigilaremos atentamente y limitaremos el consumo de dulces, bollería, snacks, y todo aquel alimento o producto precocinado. Evitar zumos elaborados nos servirá para aportar a nuestros hijos zumos naturales recién exprimidos en el hogar; el cítrico por excelencia es la naranja, que en sus dos versiones – gajos y zumo – aporta gran cantidad de vitaminas.


Escolares de 6 a 12 años

Es la edad del crecimiento estable, y a partir de aquí comienza el nuevo período de adolescencia y madurez. Para acelerar el crecimiento de forma responsable y óptima, sólo ha sido los hábitos alimenticios adquiridos durante la infancia los responsables del estilo de vida que desarrollen nuestros hijos. Respetando la base de las cinco comidas fundamentales, comenzaremos a añadir alimentos ricos en hidratos de carbono, como hamburguesas, pizzas, snacks, dulces y refrescos, principalmente, controlando en todo momento las raciones óptimas. Consumir alimentos ricos en fibra diariamente es de vital importancia; verduras, hortalizas, frutas, legumbres, frutos secos y cereales e integrales. El agua es fuente de mineralización para mantener equilibrado el organismo, por lo que es una edad en la que intentaremos evitar bebidas gasesosas y zumos envasados.


Pre adolescentes de 12 a 16 años

El comienzo de la adolescencia va parejo a los cambios físicos, emocionales y afectivos. El crecimiento y su consiguiente aumento de los músculos favorecen a una importante ingesta de alimentos llenos en proteínas. Cada persona tiene un metabolismo diferente, pero el cuidado y los hábitos de consumo adquiridos en fases anteriores van a determinar el crecimiento y desarrollo de nuestros hijos en esta etapa. la conducta alimentaria debe de basarse en cuidar la imagen personal propia, no del personaje idealizado; la dieta mediterránea en raciones óptimas, consumiendo todos los alimentos de forma equilibrada y razonada van a modelar la figura. Hay que reconocer que es una etapa de vulnerabilidad; la sociedad y las emociones van a transmitir pautas, consejos, campañas de publicidad y comunicación donde los jóvenes van a visualizar información y productos. Los productos salen al mercado para cubrir una necesidad, cuya información es veraz, siguiendo el estándar de consumo moderado. es fundamental en este período trabajar con nuestros hijos los medios y sus contenidos; televisión, radio, prensa y entorno digital para hacerles conocedores a través de informes basados en la ciencia de la alimentación y procesado de alimentos las virtudes y la ingesta moderada de alimentos frescos de la huerta, carnes, pescados, mariscos, lácteos, cereales, etc., para que obtengan toda la información global de cada uno de ellos.