
Capítulo V
Nuestra gran amiga, la copa; los cristales tintinean, chocan de jubilo y brindan momentos que marcan un antes y un después. Pero la copa es sin duda un elemento cultural, el símbolo del vino para disfrutar los caldos que han guardado crianza durante largo tiempo en bodega. Una visión de entender el vino en el que la forma es característica dependiendo del vino a consumir.
En la siguiente gráfica, podemos observar la principal clasificación de las copas de vino más utilizadas:

Pero… ¿Cómo se llena una copa de vino? Para la cantidad adecuada dependiendo de cada uno de los tipos de vino que vayamos a consumir, es imprescindible que el protocolo en su servicio sea excelente. Por ello, cada copa y cada tipo de vino, tiene un nivel exacto para su servicio, pudiéndose así disfrutar el vino con todo su potencial.
Los vinos tintos jóvenes, tienden a servirse hasta la mitad de la copa; sus aromas, sabores y matices van a provocar más ligereza en su degustación. Las copas más idóneas para ello son de tipo Burdeos y Borgoña.
Los tintos de crianza, Reservas y Grandes Reservas, siempre se van a servir con más delicadeza, aproximadamente a un tercio de la copa. Se trata de la cantidad adecuada en copa con el objetivo de airear en el recipiente – la copa – sus aromas y sabores. Las copas más adecuadas para su servicio son Burdeos y Borgoña.
Vinos blancos; utilizándose para ello una copa de tipo Vino Blanco, serviremos el vino hasta llenar la copa a los tres cuartos.
Los vinos rosados, utilizando una copa de tipo Burdeos, Borgoña incluso a veces de clasificación Vino Blanco, al ser de carácter más ligero – el vino -, serviremos el vino a mitad de copa.
Vinos generosos. Utilizando la copa Jerez, para apreciar las cualidades de este tipo de vinos – véase el contenido de vinos dulces -, vamos a proceder a su servicio hasta la mitad de la copa.
En los vinos espumosos siempre vamos a encontrar Champagne y Cava, entre los más destacados del sector vitivinícola mundial. El Champagne es recomendable servirse en copas tipo Chardonnay, aunque como el Cava se puede también servir en la copa por excelencia de Flauta. Su medida siempre va a ser dejando un centímetro entre el espumoso y el borde de la copa, teniendo en cuenta siempre la reducción producida por el nivel de la espuma generada en su servicio.

Un vaso de vino añejo, da alegría, fuerza y buen consejo.
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